jueves, 24 de marzo de 2011

Ana y Ahmed


Frente a frente: periodista y político. Una situación muchas veces repetida. "No ha sido incisivo", "parece que no quería molestarle", "ha estado un poco blando"... Estos son algunos de los reproches más escuchados cuando un periodista acomete la no fácil tarea de entrevistar a un político, además parte de una situación de clara desventaja: el político seguramente se instalará en unos cuantos argumentos para justificar sus opiniones y se blindará ante cualquier intento de arrancarle una declaración no deseada. Pero los resultados no justifican que no se intente, el buen periodista no dejará "escapar" al personaje aunque tenga que "atacar" con sus armas que son las palabras, las preguntas; reformulando si es necesario, extrayendo titulares de lo dicho, encaminando al entrevistado para que no divague, sea claro y si hay que apuntar, apunte directamente. La entrevista es el género psicológico por excelencia y depende de muchos factores, del espacio, del tiempo con el que se encuenta. Exige preparación (por ambas partes) en el conocimiento del contrario. Pero sobre todo en algunos casos exige de una gran valentía por parte del periodista. Os dejamos aquí un buen ejemplo de entrevista que se dió hace algunos días.

No hay comentarios: